Ya se habían tardado en hacerse famosos, pero así son las cosas.
Muchos de mis conocidos me consideran "de la vieja escuela”. Creo en las reuniones cara a cara, todavía escribo con lápiz y me gusta susurrarle al oído a una mujer (y “susurrar” en su verdadero significado, no su equivalente en Messenger).
En fin, una de las cosas que me hacen estar “fuera de onda” es que no Twitteo ni Facebookeo mi ubicación, mi dirección, mi teléfono ni tengo mil fotos mías en mi perfil.
Soy, de acuerdo a algunos que sí lo hacen, un tipo muy reservado. “Así nadie confiará en ti”, me dicen.
Ok, creo que puedo vivir con eso. Especialmente cuando los datos que dejas se pueden utilizar para una amplia gama de cosas, desde bromitas hasta robo de identidad.
Así que cuando veo a Juanito poner prácticamente toda su vida e información en línea, no dejo de preguntarme si se da cuenta del potencial que esto tiene, y no precisamente para su beneficio.
Sí, tal vez le quito un poco la diversión al asunto, pero hay que reconocerlo: éste mundo está lleno de pránganas que no dudarán en aprovechar cualquier cosa.
Bueno, el chiste es que unos cacos, aprovechando la tecnología, se dedicaban a robar casas haciendo búsquedas en Google (la noticia original está en inglés).
Buscando “casas caras en la avenida x” tenían un montón de resultados (ya sabes cómo es la gente de presumida) y con Street View se dedicaban a ver cuál “prometía” más.
Y se llevaron un buen de cosas hasta que los agarraron.
Vaya… ¡he aquí algunos que igual y no hubieran querido aparecer en la primera página! Utilizar los motores de búsqueda es genial. La tecnología es genial.
Pero hay que aprender a vivir con ella. Aunque tú no creas en las armas, hay personas que sí y tienes que aprender a vivir con que habrá quién cargue una pistola, aunque tú no lo hagas..
Todo lo sociables que somos puede resultar agradable, pero también trae algunos peligros. No digo que no se utilice, solo recuerda que hay otros viendo y no todos son buena onda…
Y luego dicen que no hay nada nuevo bajo el sol...
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