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jueves, 25 de agosto de 2011

Hasta Donde Llega Tu Responsabilidad

Todavía en el asunto de atender o no atender a un cliente que se está pasando de listo, hay que ver cuando puedes retirarte sin remordimientos.

En una ocasión una persona me preguntó acerca de un producto que vendo como afiliado. Quería saber si funcionaba, si era legal (eran píldoras) y que garantía tenía.

Le comenté que eran legales porque no eran medicamentos, que le habían funcionado a muchas personas y que si no, tenía una garantía del 100%.

A esto siguieron varios correos, acerca de las propiedades de algún ingrediente, de las dosis, del color de las pastillas o de los efectos del calentamiento global en el frasco.

En ese tiempo yo todavía estaba muy verde y le contestaba todas sus preguntas, aunque algunas de ellas me tomaran horas de investigación.

Al final, ¡Oh! Sorpresa, decidió no comprar el producto y ni adiós dijo.

Tal vez pienses que era mi obligación hacerlo, pero la realidad es que no.

Cuando un doctor te receta una medicina, vas a la farmacia y la compras. La responsabilidad del farmacéutico es venderte lo que dice la receta y ya.

¿O le preguntas al farmacéutico si la dosis que te dijo el médico es la correcta?

Al contestarle todo lo que preguntaba yo estaba incurriendo, sin pensar, en posible responsabilidad legal en caso de que algo pasara.

Así que para poder tener un negocio redituable, una vida más feliz y el favor de los dioses, siempre limita tu responsabilidad.

Son las famosas letras pequeñas de los contratos. Muchos las asocian con tranzas y con vendedores aprovechados, pero se hicieron para proteger al productor.

Porque, sin letras pequeñas, un cliente PITA puede comprarte una aspiradora y después exigir que vayas a limpiarle la casa, ya que "ahí no dice que no es tu responsabilidad".

Limitar tu responsabilidad no es eludirla; solo es, bueno, limitarla.

Si te vendo una guía para escribir artículos, no es mi responsabilidad escribirlos por ti. Si te vendo un taladro, no es mi responsabilidad ir a hacer los hoyos a tu casa.

Una de las cosas buenas de ganar dinero en Internet como afiliado es que la responsabilidad es del que escribe el libro o software que vendes, no tuya.

Por eso solo recibes un porcentaje de las ganancias y está bien; yo prefiero pagar eso que estar lidiando con problemas que no son míos en primer lugar.

Porque si no, ¿de qué sirve que me quiten parte de la venta si yo tengo que hacer todo el trabajo?

Cuando te pongas a hacer negocios, especialmente en Internet, siempre ve hasta que punto eres responsable.

Cualquier cosa adicional que des ya es valor agregado. No digo que esté mal que ayudes a algún cliente en cosas que no son directamente responsabilidad tuya, simplemente no lo conviertas en tu problema.

De otra manera estarás utilizando mucho de tu tiempo y recursos en actividades que no te van a pagar y estarás dejando sin atender a clientes que sí son responsabilidad tuya.

Las letras pequeñas pueden ser abusivas para el consumidor, pero hay que aceptarlo: son necesarias.

La siguiente entrada será una de las más egoístas que he escrito y probablemente me haga el recipiente de algunos odios, pero es una de las lecciones más importantes que he aprendido.

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